30.10.11

Historia de una frase (2)

Quemar las naves...

...Muchos le atribuyen el origen de esta frase a Hernán Cortés, bravo conquistador español, que tuvo a su cargo la campaña sobre México…según algunas fuentes la expedición al territorio azteca fue bautizada por una rebelión que protagonizaron Juan Escudero, Diego Cermeño, Gonzalo de Umbría entre otros, por lo que Hernán Cortés ordenó quemar las naves para que la los hombres no pudieran regresar a cuba, cabeza de la expedición.
Cuando los hombres cuestionaron esta orden él explicó que esas naves que no servían  para navegar esa zona…lejos estaba esa explicación de su real motivo.

Otros cuentan que surgió cuando en  el año 335 a.C., al llegar a la costa de Fenicia, el ejército de Alejandro Magno descubrió que los soldados enemigos los superaban en fuerza y fundamentalmente en número; atemorizados y sin esperanzas de victoria los macedonios quisieron huir…. En ese segundo en que algunos hombres se distinguen de los demás, Alejandro Magno tomó una decisión que torció el rumbo de su ejército, mandó quemar las naves y les dijo que sin forma de volver sólo quedaba un camino... y emprendió la lucha.
Esa tarde los macedonios ganaron la batalla…

Muchos hombres a lo largo de la historia se enfrentaron a situaciones límites, a momentos de decisión, de esos que transforman el curso de sus vidas y la de sus semejantes… haya sido en México, en el marco de la conquista, o en años de la expansión macedónica en manos del gran Alejandro Magno, es igual de inspirador…ya sea para recorrer y conocer la vida de estos hombres magníficos, o para pensar cuando en nuestra vida debemos quemar las naves…
Cuando se presenta en nuestra vida ese segundo en el que hay que decidir, cambiar de rumbo, algunas veces renunciar a lo conocido, jugarse... y fundamentalmente hacernos cargo de esa decisión ...nos puede servir saber que  hubo hombres valientes, fieros, anónimos, famosísimos, de antes, de ahora que quemaron las naves, a veces ganaron, a veces no pero fueron leales a sus sueños y protagonistas de su destino...

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